Burgos, 5 de febrero.  El cierre del IPC de 2017 (1,1% a 31 de diciembre,  1,2% armonizado anual) por debajo de las previsiones del convenio colectivo provincial para 2017 (1,9%) ha ahorrado a los talleres y negocios del metal de la provincia de Burgos tener que practicar abonos salariales con efectos retroactivos para el ejercicio recientemente cerrado.

Las revisiones salariales retroactivas siempre resultan un impacto muy negativo para empresas de servicios que venden día a día sus servicios y calculan sus costes y PVP sobre la realidad actual, y no sobre la futura, careciendo del concepto “almacén” al que dotar ciertas desviaciones  o sobre el que generar “colchón” de ciertos impactos económicos de su explotación.

Esta aparentemente buena noticia para los gestores de negocios burgaleses solo mitiga el impacto de la variable salarios, que un año más crece por encima del IPC al abonar en 2018 un incremento del 1,9%, como en 2017. Hecho que es especialmente significativo en un panorama de mercado en el que las cuentas de explotación han absorbido los últimos años tal evolución a costa de los beneficios. Cierto número de talleres de esta provincia manifiestan no haber subido los PVP en los últimos tres o cuatro años, los que lo han hecho lo han aplicado con cantidades por debajo del  IPC en ocasiones y la mayoría de los consultados consideran que el PVP objetivamente adecuado en la actualidad dista al menos entre un 10 y un 15% del que están realmente facturando.

Todo ello unido a una evolución del mercado en la segunda mitad de 2017 muy tímida e inestable, recientemente diagnosticada por Conepa para el sector, da como resultado un vez más un tibio optimismo a los gerentes reparadores burgaleses.